Prontuario

"Lo que verdaderamente me importa es acostarme pensando que hemos hecho algo estupendo" Steven Paul Jobs (1955-2011)

viernes, 25 de febrero de 2011

DE CANICHES Y TIGRES

De entre todos los recuerdos de la infancia el circo quizás sea uno de los que más me ha perseguido. Y es que ¿quién no se acuerda de aquellas matinée del Circo Mundial?

No necesito hacer mucha memoria para verme recién duchado, rectilínea raya en el pelo, vestido para la ocasión y esperando en la entrada de casa a que mi Padre dijera: “Estamos. Vámonos al Circo”.

Empezaba con un fabuloso viaje en Metro. Todo un acontecimiento, aunque durara poco más de 15 minutos. Así aparecíamos a la luz en la boca de Ventas junto al monumento al Doctor Fleming, que según mi familia era signo de agradecimiento eterno del mundo taurino a una cosa que se llamaba penicilina, y que yo tarde años en comprender para que valía.

Desde allí a las taquillas, donde personajes ataviados con levitas resplandecientes, previa sonrisa, te acompañaban a tus sillas en la platea. Lo demás todos lo hemos vivido por igual sin importar la ciudad. 2 horas de sorpresa continua, de risas, de emoción, de disfrute…

Hoy los factores de la ecuación han cambiado. Donde uno era hijo es padre, pero el acercarnos al circo se mantiene como actividad familiar.

Os traigo estos recuerdos porque hace unos días utilizaba un símil circense para tratar de explicar la gestión de equipos y personas.

Todos recordaremos que entre los números con animales existían, entre otros, el de los tigres y el de los caniches. Empezando por los últimos, los perrillos hacían malabarismos, saltos, cabriolas, equilibrios en pelotas, etc. Todo ello al primer intento y sin fallos que un inexperto en adiestramiento pudiera detectar. El aplauso y reconocimiento al final del show era de importancia.

El otro número, el de los tigres, por el contrario era más imprevisible. De hecho en ocasiones resultaba hasta burdo ver como el domador se afanaba látigo y vara en mano, en intentar que un felino saltara de un poyete a otro con escaso éxito. No era raro que tras innumerables intentos, terminará por desistir y pasara al siguiente ejercicio. No había perfección y el guión de la función, si bien debía estar escrito, debía adecuarse al momento y a los caprichos de los animales.

La pregunta que os hago es: ¿quién recibía más aplausos? ¿los compenetrados caniches o los indómitos tigres? Sin duda los tigres.

Pues en los equipos pasa como en el circo. Existen en las organizaciones equipos de canes y de felinos. Los caniches saltan en sincronía perfecta con las órdenes recibidas. No disturban, son previsibles y eficaces. Consiguen los resultados encomendados y esperan su premio/aplauso a cambio.

Por otro lado también hay equipos de tigres. Formados por gentes con altas capacidades son difíciles de dirigir. Cuestionan las órdenes recibidas, tienen iniciativa propia, piensan por sí mismos y se mantienen en una actitud de reto constante para con todo lo establecido. Al mismo tiempo son autodisciplinados, optimistas, y disfrutan del trabajo y del esfuerzo al realizarlo. El resultado, como el aplauso en el circo, es atronador.

Para los que queráis adentraros en el mundo de los tigres en pura técnica de RRHH les llamamos “Equipos de Alto Rendimiento” (EAR). Y sí, son aquellos del despacho de al lado, o de la fábrica aquella. Esos que de continuo alcanzan los objetivos propuestos de una manera excelente, en términos de eficacia y de eficiencia.

Y vosotros queridos 2bajoparistas: ¿Qué animales entrenáis? ¿Caniches o Tigres?

Walk on, walk on, walk on. This is 2bajopar. Buena semana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario